TAPAIRIHUA, Perú.- En una montaña de Tapairihua, en los Andes de Perú, Samuel Retamozo y otros mineros explotan un rico yacimiento de cobre en tierras de una comunidad indígena, con permisos temporales otorgados por el gobierno.
Pero hay un problema: La veta está dentro del proyecto Los Chancas de Southern Copper Corp, una de las mayores productoras de cobre del mundo, que también tiene permiso para hacer minería en la zona.
Southern Copper, del Grupo México, apunta a comenzar a producir en Tapairihua en el 2027 después de décadas de estudios. La mina es crucial para el objetivo del grupo de producir 1,8 millón de toneladas de cobre al año para 2030.
La compañía, con operaciones en Perú y México y que representó el 5% del suministro mundial de cobre el año pasado, espera producir en Los Chancas unas 130.000 toneladas anuales de cobre.
El auge de la minería artesanal del cobre -impulsada por los altos precios mundiales de los metales y sostenida por un desordenado sistema de permisos gubernamentales- amenaza miles de millones en nuevas inversiones de Southern Copper y otras firmas globales en Perú.
La minería artesanal de cobre genera ingresos vitales para los peruanos andinos pobres, incluso cuando los pone en conflicto con las grandes mineras, una nueva tendencia y no reportada antes en el segundo productor de cobre del mundo.
“Antes se hacía con la plata, el oro, y ahora también se está haciendo con el cobre”, dijo Raúl Jacob, vicepresidente de finanzas de Southern Copper. La empresa minera considera que el gobierno hace un mal manejo de los permisos relacionados a la minería artesanal.
En Perú desde el 2020, los permisos de minería artesanal se duplicaron a más de 80.000, según muestran los registros del Ministerio de Energía y Minas. Y el cobre es el nuevo foco.
Southern Copper no es la única compañía del sector que enfrenta un conflicto con los mineros artesanales. La cercana mina de cobre Las Bambas, de la china MMG Ltd, intenta desarrollar dos nuevos tajos abiertos debido a que mineros artesanales se han asentado en sus terrenos concedidos. La compañía dice que su actual tajo se está agotando y por eso su plan es clave para sostener producción.
“La minería informal está ingresando a tierras concesionadas a las empresas formales y de gran minería, afectando el desarrollo de proyectos de gran envergadura”, dijo una fuente.
Las empresas llaman a los mineros de pequeña escala “informales” o “ilegales”. Lo que complica el asunto son dos permisos: uno otorgado para la minería artesanal y otro para poseer los derechos mineros en un área determinada. Las empresas del sector son propietarias de estas últimas, conocidas como concesiones mineras.
Desde 2012, Perú ha otorgado permisos de minería artesanal en tierras con concesiones, lo que brinda a los pequeños mineros cierta protección legal.
La gestión del presidente Pedro Castillo declaró que la minería artesanal es “una actividad tan importante como la Gran y Mediana minería”. “Nos vamos a defender. Estamos en casa, y de casa no hay a dónde ir”, dijo Retamozo, ingeniero de minas y presidente de la Asociación Mineros Artesanales de Tapairihua. (Reuters)